El virus y mi país.
El virus y mi país.
El mundo entero reflexiona sobre lo que nos sucede a consecuencia de un virus, y es lo que corresponde hacer: reflexionar sobre cómo nos sentimos y sobre lo que haremos, ¿cómo saldremos de ésta? ¿Mas conscientes? ¿Mejores humanos? ¿Nos transformaremos? Aprenderemos la lección de humildad?
Para mí, la reflexión es diferente, porque para Venezuela el virus es un agregado a la complicada situación actual que nos afecta a todos los venezolanos que estamos fuera, pero más a los que viven en mi querida patria. El peor virus está allá desde hace más de veinte años. Describir lo que allí se vive ya es imposible para mí.
Salir del país y dejar todo allá, y con ese "todo" me refiero a nuestros amores, nuestra gente, es duro, sí, y mucho. Todos quienes hemos emigrado lo entendemos.
También lo es para el que decide quedarse en Venezuela, sin parte de sus amores y adicional a ello, viviendo una experiencia excepcional. Quienes viven allá lo saben mejor que yo.
Todos los venezolanos lidiamos con las dificultades de los nuestros y las propias, con la añoranza, la distancia y el deseo de abrazarnos de nuevo en tierra venezolana.
Ambas situaciones pasarán, tengo certeza de ello. Les invito a imaginarlo. Vamos juntos a hacer algo nuevo, vamos a mirar hacia adelante, lo nuevo llegará cuando decidamos; no nos anclemos en los odios, justificados o no, y decidamos abrirnos a lo nuevo.
Estas son decisiones individuales, así como es decisión individual unirse para construir y abrirle la puerta a la energía de lo nuevo, lo bueno y lo grande sin mirar atrás, y si lo hacemos, que sea para perdonar y seguir.
Nada nuevo cabe en tus manos, ni en tu corazón, ni en tu mente si éstos están llenos de rencores y pasado.
Decidamos ver las circunstancias como maestros de nuestro camino, y creémos nuestra nueva circunstancia desde el amor.
Nuestro corazón lleno de amor, de verdadera fe y de certeza en las bendiciones que merecemos es la llave para abrir esa puerta.
El momento llegará y será tiempo de secar las lágrimas, lavar nuestro rostro con agua de esperanza y agradecer la visión santa para comprender que el único camino está frente a ti y no detrás de ti.
Edición @casi_30 Gracias.
Emilu.
Texto escrito en Agosto de 2020.
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