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Vivir la espiritualidad.

Elegir caminar en este mundo sintiendo que no soy de aquí, es saber que soy Espíritu puro, ha sido comprender que esa sensación es el resultado natural de cultivar mi vida interior. Empujada por querer obtener respuestas, por cuestionar lo cotidiano y por considerar que tiene que haber otra manera de transitar la vida, me he dedicado a indagar en la espiritualidad. Mi intención siempre ha sido entender lo que significa y lo que aporta a mi experiencia individual.

El placer y el gozo

  Vivía ocupada, parecía que el tiempo pasaba muy rápido. Cuando llegaba la noche, me daba cuenta de lo largo que había sido el dia, mi cansancio y algunas veces el dolor en mis piernas me hablaban de todo lo recorrido, mi cuerpo agotado hacía el inventario de mi labor del día y el cansancio me decía: ya no es hora de hacer nada más que meterte en la cama, y así comenzaba el ciclo de nuevo, casi inconsciente.

La pregunta, mi respuesta.

Tras la pregunta que me hizo Mario Reyes: ¿cómo te sientes ahora, sola y haciendo la vida que quieres hacer? la inquietud se apoderó de mí. Antes nadie me lo había preguntado, ni yo misma. 

Tu eres la luz

Lo que sucede afuera me duele, y a veces duele mucho. Las guerras, los grandes accidentes, las acciones que dañan en colectivo, incluso las cosas triviales o las historias que me cuenta mi mente —los juicios, los miedos— terminan por atraparme.

No somos seres aislados

  Los seres humanos buscamos de una u otra manera lo mismo: Bienestar,  felicidad, plenitud, sentido de la vida o paz. También buscamos éxito, fortuna, reconocimiento, amor, pareja o realización.   Cada uno busca cosas diferentes, lo que cree que necesita encontrar. Por lo diversos y diferentes que somos, toda búsqueda se vuelve válida, porque cada una responde a la verdad de quien la emprende. Sentirnos bien y plenos en todos los ámbitos de la vida, es una prioridad en la que frecuentemente coincidimos, aunque en la cotidianidad podemos perder el foco. 

La mejor versión de mí

  Durante mucho tiempo he leído frases como: “Desarrolla la mejor versión de ti” o “Sé la mejor versión de ti mismo”, como un llamado al empoderamiento personal y a la autorrealización, siempre ligadas a una motivación, ya sea interna o externa.

La vida es movimiento y evolución.

Observar, observarse, es la clave para conocerse. En silencio cultivo mi silencio interno y allí puedo reconocer lo que quiero compartir.

El conflicto y la paz.

  La paz es sinónimo de unidad, es ausencia de separación.  Si vemos conflicto afuera es porque dentro de nosotros está la idea de conflicto, que con frecuencia nos negamos a aceptarlo.

Una vida con sentido.

  Frecuentemente hago una pausa en mis rutinas para hacer un ejercicio de silencio y reflexión, un stop a todas las actividades que llenan mis días. Hoy es uno de esos días en los que reflexiono, cuestiono lo que hago, lo que busco, lo que leo y pienso.

Somos.

  Somos seres increíbles, ingeniosos, creadores, fabulosos. Observo las cosas en apariencia simple que podemos lograr  como: hacer un plato de comida rico y además bonito,  también podemos limpiar nuestra casa, ordenarla y decorarla linda para sentirnos bien a partir de una acción sencilla, podemos dibujar y a través de ese dibujo expresar lo que sentimos, pintar un cuadro, componer música, diseñar cualquier cosa, escribir un texto lleno de sabiduría, podemos ser actores, bailarines, cocineros, comediantes, cantantes, deportistas, comunicadores, personas con quienes es un placer sanador estar en presencia, o simplemente Ser lo que somos; seres hechos de amor, sin necesidad de hacer ni ser nada más que eso. 

Viviendo el momento presente.

  Viviendo el momento presente. Disfrutar de la compañía de mi hija @melissasegnini, de sus atenciones, su conversación,  de la creatividad que expresa en todos los aspectos de su vida, disfrutar de simplemente estar a su lado en silencio, me llevó a pensar que  estar en presente está relacionado con sentir amor por lo que hacemos, también está relacionado con darle el justo valor a lo que hacemos, sentimos, pensamos y queremos en cada segundo.

Soy una niña

  Soy  una niña, una niña grande con experiencias vividas, aprendizajes y  conocimientos. Sigo aprendiendo y  desaprendiendo, sin embargo sigo siendo niña. Asistí a un taller vivencial donde viví una hermosa experiencia. Estaba ahí sin expectativas, sin saber que pasaría.

Soy responsable de lo que siento

  Soy responsable de lo que siento, de mis emociones y también de lo que hago con ello. He escuchado decir: “No es lo que te pasa, es lo que haces con ello” y es así. Esto lo podría aplicar a: No es lo que los demás hacen, es lo que percibo de ello. Así como también: No es lo que siento, es lo que hago con ello.
  La puerta del cielo.   Puedo abrir la puerta del cielo, mientras sigo en la tierra viviendo mi experiencia humana.
  La espiritualidad. Podría decir que la espiritualidad es entrenarse para ponerse o hacerse a un lado y permitir que la energía más amorosa y bondadosa que nos sostiene nos guíe en todos los aspectos de la vida, en cada experiencia y en cada pensamiento. 

Soltar.

Soltar.   En la experiencia humana nada es permanente. Estamos siempre experimentando finales y principios, desde lo más simple a lo más complejo.
Perdi mi vuelo. Con una emoción indescriptible abordé el avión con rumbo a América donde me esperaba mi familia. Era un viaje con una escala en Inglaterra.  La emoción pasó a ser angustia e incertidumbre cuando sentada en mi puesto al lado de la ventana escuché que posiblemente tendríamos retraso para despegar. 

El privilegio de sentir

Sentir   es un privilegio,  te recuerda que estás vivo. Sentir es un privilegio aunque consideremos algunas sensaciones como negativas, todas nos muestran nuestras reacciones ante las situaciones que vivimos, todas hablan de nosotros. Hace unos días estuve frente a una situación de decisión trascendental en mi vida, me sentí como nunca antes, mi corazón estaba acelerado, estaba en presente escuchando de manera consciente lo que la vida me ofrecía. Me permití observar y reconocer cada sensación en mi cuerpo. Pude sentir como se hacía un nudo en mi garganta que no me permitía hablar, también como se erizó mi piel, sentí mi corazón amarrado, estas sensaciones me paralizaron por unos instantes y me sentí abrumada. La sensación se liberó cuando rompí en llanto sin poder detener mis lágrimas.    Pasaron unos minutos para comprender que lo que sentí fue miedo, y algunos días para comprender para qué lo sentí. Hice un recorrido por los miedos que he experimentado, gest...
Perdi mi vuelo. Con una emoción indescriptible abordé el avión con rumbo a América donde me esperaba mi familia. Era un viaje con una escala en Inglaterra. 
El auto bus. Me subí al autobús, en el que solo había un puesto desocupado,  justo el que no me gusta porque voy de espalda a la vía a la que me dirijo.