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La vida no se detiene

Ocasionalmente he sentido que estoy en un momento de estancamiento. Pensar que estoy en automático y que nada sucede es sentir que los días transcurren todos iguales: días rutinarios, sin nada nuevo que contar. Después me doy cuenta que, en realidad, he estado desconectada; no he alcanzado a percibir el proceso silencioso que la vida ha estado gestando.

Amar y ser amada

Cuando vivimos experiencias en las cuales nos hemos sentido heridos, se vuelve una necesidad sanar para seguir el camino con un corazón limpio. Estoy convencida de que tener una compañía y un cómplice como pareja es parte de lo que enriquece el transitar de la vida. Sin embargo, desde mi óptica y experiencia para llegar a ello se hace necesario desarrollar la capacidad de aprender de la experiencias pasadas, sin permitir que lo vivido haga de ti una persona seca o fría. 

Conocerse a través del mundo.

Vivir es relacionarse: c on el entorno, con los demás, con ideas, con el tiempo, con el dinero, con el trabajo y demás. Somos seres relacionales, y si nos observamos notaremos que con cada vínculo revelamos quienes somos en nuestro interior: cómo pensamos, qué creencias poseemos y cómo nos desenvolvemos en la sociedad de la que formamos parte.

Dar un paso

  Dar un paso, solo un paso no representa un gran avance cuando el recorrido que quiero hacer es largo. Sin embargo, cuando mis hijas eran bebés celebré con emoción sus primeros pasos. Cuando una persona da su primer paso después de una convalecencia, se celebra como lo que es, un gran logro. El primer paso representa el inicio hacia algo nuevo.

Cocinar la vida.

  Me gusta cocinar, ha sido mi trabajo durante muchos años, me gusta lo que se puede lograr con las diferentes mezclas de ingredientes, también me gusta apreciar cómo se comporta la fusión de ellos y su transformación que se podría llamar: alquimia. Se puede decir que un cocinero transforma los ingredientes en oro culinario. 

Perdón y Gratitud

Desde hace tiempo practico la gratitud, leo sobre el tema, escribo, reflexiono y vivo la experiencia de sentirla. Experimentar la sensación amorosa que produce vivir con actitud de gratitud me inspira y me invita a compartir.

Caminaba por la ciudad.

Caminaba por la ciudad. Reaccioné y reconocí estar caminando por la vida, distraída. Mientras andaba recordé las amorosas  palabras de Facundo: “Estás distraído de la vida que te puebla.  Tienes corazón, cerebro, alma y Espíritu. Estás distraído de la vida que te rodea, delfines, montañas, bosques, mares, ríos. No es malo vivir solo, la paso bien decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad me conozco, algo fundamental para vivir. Es imposible perder algo porque todo te fue dado. No eres dueño de nada.  La vida no te quita nada, te libera de cosas, te alivia para que vueles más alto y alcances la plenitud. Encargate del presente”.

La tristeza me visitó

Me rendí ante la compañía de la tristeza. No la esperaba, sin preguntarme abrió la puerta y entró. Le permití estar.

Vivir es caminar

Vivir es caminar   Vivir es caminar por donde no hay senda, haciendo el camino en el andar. Sin embargo, nos enseñan lo contrario, aprendemos que controlar todo nos dará seguridad y tranquilidad, cuando en realidad el control es imposible, es frustrante, nos lleva por el camino del miedo a perder y éste nos hace perder.
  No tengo verdades, tengo esperanzas. La vida me ha llevado por un camino de transformación, de cambios grandes. Estos cambios no se detienen, estoy en constante movimiento.
Ciudadano del mundo.  Convertirse en ciudadano del mundo sucede después de emigrar.  Amo las  raíces del árbol al cual pertenezco, no obstante, las ramas de ese árbol han crecido en diferentes direcciones buscando la luz de vida en otras latitudes.

Viajar.

  Viajar. Cuando viajamos estamos más vivos que nunca. Casi sin planificarlo he viajado varias veces en los últimos años, me encanta, es una gran experiencia. Observar a las personas, las ciudades y sus particulares costumbres, rituales, comidas y además aprender de ello es fantástico. 
  Los regalos que me ofrece la naturaleza. Caminar se ha convertido en una actividad terapéutica y sanadora. Salir a caminar libera mi mente y ordena mis pensamientos. Estar en contacto con la naturaleza me reconecta conmigo misma, hace que vuelva a mi centro. En mi andar ocupo mi mente con reflexiones que generalmente plasmo en mi escritura.
  Mi Sentir. Estar atenta a mi sentir me ha llevado a detectar qué pensamiento habitó mi mente y en consecuencia qué emoción se manifiesta en mi cuerpo. Lo ideal para mi sería poder detener el pensamiento antes que este se manifieste con una sensación emocional discordante, algunas veces lo he logrado, muchas otras no. 
  Somos el resultado de lo que vivimos. Varias veces en el trayecto de mi vida me he detenido a mirar lo vivido. La primera vez que lo hice fue cuando cumplí cuarenta años, lo hice porque pensaba que esta era la edad en la que debes hacer un balance de éxitos, progreso, realización y resultados del camino recorrido. Esto respondía a una creencia de la sociedad, creencia que me hizo cuestionar lo que había hecho hasta ese momento, me refiero a logros como estudios, dinero, estatus social, negocios, pertenencias, etc.
  El propósito de vida. Por diferentes razones y experiencias, en algún momento nos preguntamos cuál es el propósito de nuestra vida, para qué estamos aquí y muchas veces creemos no tener respuestas.  Indagamos y buscamos encontrarlas en lecturas, en una religión, en cursos, charlas o a través de alguna herramienta, pero afuera cuando, en realidad, las llevamos dentro de nosotros. 
  Pequeños desvíos. En ocasiones he perdido el rumbo que elegí hace algunos años. Antes de elegirlo venía por una ruta en la que transitaba inconsciente, en automático. La vida fue moviéndome a caminos desconocidos, caminos poco transitados, que son mirados con desconfianza y en ocasiones los juzgan como caminos raros por no ser convencionales.
  Aprender a vivir con incertidumbre.   Si observamos lo que vivimos a diario, veremos que la incertidumbre siempre está presente. Aunque quisiéramos controlar todo, no podríamos. Hasta lo que creemos que controlamos tiene un alto porcentaje de no ser así.
 Somos energía. La energía no miente. La energía se siente. Somos energía, vibramos y resonamos.

Presión Social.

 Presión social. Reflexionando sobre el tema de la presión social que tiene que ver con la edad, las metas a cumplir en cada etapa (pareja, hijos, estudios, etc.), corresponde desde mi punto de vista preguntarnos a nosotros mismos lo que la sociedad nos grita, por la razón que sea: ¿Está mal estar en pareja? ¿Está mal estar sola? ¿Está mal decidir no tener hijos, o tenerlos? ¿Está mal cambiar el orden impuesto por una sociedad llena de creencias vencidas y limitantes?