La cima del cielo.
La cima del cielo.
Irlanda del Norte.
Emprendo mi paseo a pie. Todos ansiosos por llegar al sitio, vamos a paso rápido.
Avanzados unos kilómetros mi cuerpo cansado me dice: detente. Lo hago y presto atención a mi entorno hermoso, la brisa acaricia mi rostro y me despierta para ver la fascinante y maravillosa naturaleza, me siento abrumada con tanta belleza. Entonces, decido bajar la velocidad de mis pasos y comienzo a disfrutar del trayecto, me conecto con mi corazón y encuentro un silencio maravilloso que me hace feliz.
Observo cómo la gente va y viene, cada uno vive la experiencia a su forma, hay distraídos, unos disfrutan, otros cansados, algunos me animan a seguir con una bella sonrisa, así continúo, en ocasiones me desanimo y pienso no seguir, pero mi voluntad me devuelve el ánimo y sigo, pensando en que el viaje se hace mucho mejor cuando vas ligero de peso, cuando confías en que nada faltará y todo va a estar bien.
Paso a paso, mis compañeros se dispersan y quedo sola en el camino, observo y voy en la mejor compañía. Supero algunos obstáculos y llego a la cima.
Mi corazón está pleno, estoy agradecida por la experiencia de subir, me siento renovada, disfruto el momento y ahora debo regresar.
Emprendo mi regreso, aún no termina mi paseo, ahora yo animo a otros a seguir, les brindo mi sonrisa y deseo que su experiencia sea maravillosa. Mis pasos de vuelta son diferentes, voy dichosa con la experiencia vivida, llena de reflexiones y aprendizajes, comprendo que lo vivido hace más feliz y mejor mi regreso a casa.
Mi paseo, el paseo de la vida.
Emilu.
Texto escrito en Julio de 2018.
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