El compromiso.

El compromiso.

Cada día tomo decisiones, pequeñas o grandes, poco o muy importantes, cada vez voy eligiendo, creando mi realidad. Con cada una voy marcando la dirección de los pasos que doy en mi camino.

De entre las decisiones más importantes que he tomado en mi vida, está la de estar bien, física y emocionalmente. Parte de ello se ha tratado de mirar mis experiencias sin etiquetarlas de buenas o malas, también ha sido mirarlas desde un punto de vista más amable para mí.

Además, aceptar, perdonar, comprender y aprender, son algunos de los verbos frecuentes que uso en mi aprendizaje.

Sanar emocionalmente hablando y mantenerme bien es un trabajo permanente, así como mantener mi cuerpo sano, saludable y fuerte. Ambos son una construcción que se da con esfuerzo, decisión, y la disposición de, al menos, una acción diaria, aunque sea pequeña.

Comprendí que, en mi proceso, cuando he juzgado algo como difícil es simplemente lo que no quiero hacer, lo que no me interesa o no quiero enfrentar. Entendí que nada es difícil, que solo puedo hablar de grados de complejidad.

Indagando en mí, observándome siempre para comprender lo que siento y cómo funciona mi mente, qué me dice, entendí que lo que hace la diferencia en mi decisión de hacer algo por mejorar mi cuerpo, mi vida, mi trabajo personal, por crear un nuevo hábito, o por cualquier cosa que quiera llevar a cabo, es solo el compromiso, el que hago con consciencia, y con la persona más importante de mi vida: Yo.

Todo comienza con mi deseo de hacer un cambio de cualquier tipo. Le sigue la decisión, pero la clave para lograrlo es el compromiso. Desde que comencé a valorarme, a respetarme y, en conclusión, a amarme, es que he podido hacer compromisos verdaderos conmigo.

Siempre fui responsable y si asumía compromisos con terceros. Hacía todo lo necesario para cumplirlos, para mantener mi palabra y ganarme el título de "confiable o comprometida".

Siempre lo fui con todos, pero conmigo misma me costaba. Y es que esta también es una forma de ganar la aprobación y aceptación de los demás y seguir vacía, porque llenar expectativas ajenas me hace un hueco en mi interior que solo lo puedo reparar yo, con compromisos conmigo.

Cuando logré verlo, comencé a hacer pequeños tratos conmigo misma y, a medida que logro avances, hago uno un poco más grande.

Así estoy aprendiendo que el verbo compromiso es otro de súper valor que agrego a mi lista de aprendizajes.

Cuando el compromiso es conmigo misma, estoy más confiada en que lograré lo que me proponga, respetando siempre mis procesos y mis tiempos, que son absolutamente míos.


El compromiso conmigo tiene dos aliados: mi respiración y el silencio.


Emilu.

Texto escrito en Abril de 2021.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

La cocina en mi familia

Una vida con sentido.