Soy responsable de lo que siento

 Soy responsable de lo que siento, de mis emociones y también de lo que hago con ello.


He escuchado decir: “No es lo que te pasa, es lo que haces con ello” y es así. Esto lo podría aplicar a: No es lo que los demás hacen, es lo que percibo de ello. Así como también: No es lo que siento, es lo que hago con ello.


Hacerme responsable de lo que siento es entender que ese sentir, esa emoción procede de mí, se gesta en mi interior y se manifiesta afuera respondiendo a mi mapa mental, a mi estructura de pensamientos, a las creencias que poseo, las cuales han ido dando forma a mi manera de expresarme, reaccionar, relacionarme y a mi personalidad. 


Cuando comencé a entender ésto y a su vez observé mi interior todo era oscuridad, entonces quise salir corriendo, huir de esa verdad, cerré los ojos, tape mis oídos, cerré mi boca y no quería creerlo, porque es más fácil lanzar la culpa hacia afuera, tener a quien señalar como responsable de mi sufrimiento o poner en manos de otro el derecho que tengo a ser feliz.

Para no tomar en mis manos las riendas de mi vida encuentro afuera alguien en quien proyectar mi culpa, lo hago un culpable de lo que me pasa, de lo que siento y vivo.


Cuando dejo de culpar a los demás, a las circunstancias, a todo lo que me rodea y todo con lo que me relaciono, es cuando comienzo a hacerme responsable de lo que siento,  de mis emociones. Es hacerme cargo de mí. Aquí entiendo la diferencia entre culpa y responsabilidad.


Esto no es fácil, yo diría que es de las ideas más profundas y difíciles de aplicar que he aprendido. Es tan complejo como liberador, entendí que no hay nada fuera de mí que tenga el poder de hacerme daño, que tampoco nadie tiene el poder de hacerme feliz, que quienes me rodean y las circunstancias que vivo solo me muestran lo que necesito experimentar y aprender de ello. Esto es: desaprender la vieja manera de percibir, vivir, proyectar y experimentar la vida.


Llevo un tiempo poniendo en práctica esta nueva manera de pensar, experimentando cambios gracias a ello, tomando la responsabilidad. No obstante, continuaba experimentando culpa por situaciones empañadas del pasado, lo cual es una carga pesada carente de beneficios.


Cerré mis ojos para ver la luz, entendí que yo no tengo el poder de hacer sentir mal a los demás, no tengo el poder de hacerlos sentir culpa, felicidad, placer u odio. No es mi responsabilidad, me libero de ello y decido de nuevo; le doy la espalda a la culpa en paz.


Aprender a gestionar las emociones es un proceso indispensable y de responsabilidad individual.


Emilu.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

La cocina en mi familia

Una vida con sentido.