El viaje de mis sueños

 Me fui por unos días de viaje. Esta vez elegí ir a la ciudad con la que había soñando por mucho tiempo. 

En mi primer día en el lugar, una gran emoción erizó mi piel cuando caminé por sus calles hermosas, fue increíble la sensación de ver la soñada ciudad por primera vez. 

Estaba ansiosa por recorrer los sitios que había leído y visto en fotografías y así lo hice, recorrí sus calles, plazas, museos, puentes, esculturas. Fui al mirador de la ciudad desde donde pude ver en conjunto la belleza imponente de la antigua ciudad.

Fue un auténtico deleite descubrir la arquitectura, las esculturas y los emblemáticos lugares de encuentro donde cientos de personas se reunían para admirar la belleza que nos rodeaba. Lo que vi superó mis expectativas, ya que las fotografías no logran capturar la esencia y la magnificencia de la realidad. 

La perfección y belleza de "El David de Michelangelo" me emocionó hasta llorar.

Cada día me sorprendí con algo nuevo, cada día disfruté con solo ponerme de pie frente a cualquiera de las muchas construcciones impresionante, no dejaba de pensar como la inspiración divina, el ingenio, la voluntad, la constancia o el empeño por lograr un imperio magnífico de belleza imponente lo hizo posible, me asombre con las historias increíbles que escuché en el lugar. Todos los días me moví de un lado al otro, de un pueblo al otro, todos espléndidos, quería aprovechar cada segundo en el lugar, impregnar en mi ser todo lo que sentía, quería grabar todo en mi mente.

El día antes de mi regreso, día en que celebre mi cumpleaños, me senté en una plaza, observé de nuevo tantas personas que caminaban, tomaban fotos y compartían impresiones.  Abstraida en el silencio, sentí la fascinación de lo externo, admirarlo me distrajo y luego me pregunté: ¿desde cuándo no me sorprende lo simple? El sol que me calienta, respirar, ver, sentir, escuchar, emocionarme, reír, amar, llorar.

Sorprenderme por lo que doy por sentado es volver a la inocencia y a la gratitud, esto me llevó a la sensación de descanso. 

Disfrutar de lo tangible es fascinante. Contemplar, amar, agradecer lo intangible y emocionarme como cuando estoy ante una obra de arte, es en verdad una mágica creación artística.


emilu.

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