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Perdi mi vuelo. Con una emoción indescriptible abordé el avión con rumbo a América donde me esperaba mi familia. Era un viaje con una escala en Inglaterra.  La emoción pasó a ser angustia e incertidumbre cuando sentada en mi puesto al lado de la ventana escuché que posiblemente tendríamos retraso para despegar. 
  La inocencia Me subí al carro de mi papá, íbamos de paseo, recuerdo que ese dia usaba mi pantalón de pana de color  marrón, era mi favorito. Para el momento mi papá tenía un carro grande y a mi me gustaba acostarme en el espacio entre el vidrio y el respaldo de los asientos traseros. Desde ahí podía ver el cielo, en él observaba las figuras que forman las nubes, creaba historias en mi mente hasta llegar a nuestro destino.

El privilegio de sentir

Sentir   es un privilegio,  te recuerda que estás vivo. Sentir es un privilegio aunque consideremos algunas sensaciones como negativas, todas nos muestran nuestras reacciones ante las situaciones que vivimos, todas hablan de nosotros. Hace unos días estuve frente a una situación de decisión trascendental en mi vida, me sentí como nunca antes, mi corazón estaba acelerado, estaba en presente escuchando de manera consciente lo que la vida me ofrecía. Me permití observar y reconocer cada sensación en mi cuerpo. Pude sentir como se hacía un nudo en mi garganta que no me permitía hablar, también como se erizó mi piel, sentí mi corazón amarrado, estas sensaciones me paralizaron por unos instantes y me sentí abrumada. La sensación se liberó cuando rompí en llanto sin poder detener mis lágrimas.    Pasaron unos minutos para comprender que lo que sentí fue miedo, y algunos días para comprender para qué lo sentí. Hice un recorrido por los miedos que he experimentado, gest...
Perdi mi vuelo. Con una emoción indescriptible abordé el avión con rumbo a América donde me esperaba mi familia. Era un viaje con una escala en Inglaterra.